Relatos de intriga y terror by Edgar Allan Poe

autor:Edgar Allan Poe
La lengua: spa
Format: epub
Tags: relatos, misterio, terror, detective, sobrenatural, suspense
editor: JPM Ediciones
publicado: 2022-12-01T00:00:00+00:00

ATRAPADO. En el Bois de Boulogne a primera hora de la mañana del día... (la mañana del crimen) un enorme orangután de la especie de Borneo. El dueño, del que se sabe que es un marino enrolado en un navío maltés, puede recuperarlo, tras identificarlo y abonar los cargos derivados de la captura y cuidado del mismo. Diríjase al número..., de la calle..., faubourg Saint-Germain... tercera planta.

—¿Cómo podía saber que el individuo es un marinero que forma parte de la tripulación de un navío maltés?

—Saberlo, no lo sé—contestó Dupin—. De hecho, no estoy seguro de ello. No obstante, aquí tengo un pedacito de cinta que, a juzgar por su forma y su apariencia grasienta, se ha usado, como se puede apreciar, para atarse el pelo en una de esas largas queues que tanto gustan a los marineros. Además, este nudo saben atarlo muy pocas personas que no sean marineros y es característico de los malteses. Encontré la cinta al pie del pararrayos. No pudo pertenecer a ninguna de las fallecidas. Ahora bien, si después de todo las conclusiones a las que he llegado a partir de la cinta resultan ser erróneas, es decir, si el francés resulta no ser un marinero enrolado en un navío maltés, no habré hecho daño a nadie con lo que he dicho en el anuncio. Si estoy equivocado, el marinero simplemente creerá que he dado un paso en falso debido a alguna circunstancia que no se molestará en aclarar; pero, si estoy en lo cierto, habremos avanzado mucho. Al ser conocedor del asesinato, aun siendo inocente del mismo, el francés se mostrará receloso, como es natural, de responder al anuncio y preguntar por el orangután. Su razonamiento será el siguiente: «Soy inocente, soy pobre y el orangután tiene mucho valor, es una pequeña fortuna para alguien en mis circunstancias. ¿Por qué iba a dejarlo perder por un mero recelo sin fundamento? Está justo ahí, al alcance de mi mano. Lo han encontrado en el Bois de Boulogne, a mucha distancia de la escena del crimen. ¿Cómo podría nadie llegar a sospechar que una bestia bruta pudo haber sido la culpable de aquel acto? La policía no sabe qué camino tomar, no han descubierto la más mínima pista. Aunque encontraran al animal, les sería imposible probar que yo estaba al tanto del asesinato o incriminarme por ello. Y sobre todo, saben quién soy. El anunciante me señala como dueño de la bestia. No sé qué otras cosas saben. Si me abstengo de reclamar una propiedad de tanto valor que se sabe que poseo, haré que las sospechas recaigan sobre el animal. Y no me conviene atraer la atención de la policía ni hacia mí ni hacia la bestia. Responderé al anuncio, recuperaré el orangután y lo mantendré a buen recaudo hasta que se haya olvidado todo este asunto».

Entonces oímos a alguien subir la escalera.

—Tenga a mano las pistolas —dijo Dupin—, pero no las use ni las muestre hasta que yo se lo indique.

La puerta de entrada

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